Nuevamente uno de nuestros socios publicó un artículo en “LOGER: Revista Científica de Logística y Gestión de Riesgos”. En esta oportunidad el texto se titula “Gobernanza para la Gestión del Riesgo de Desastres en incendios de interfaz urbano-rural en Chile”. Conversamos con Miguel para saber qué le motivó a escribir este texto, y cuáles son sus principales recomendaciones.
1. Miguel, en el último tiempo Chile se ha visto afectado por gran cantidad de incendios forestales o de interfaz urbana-rural. De hecho usted ya había publicado una "Crónica de la catástrofe forestal de 2017" en Chile. Pese a ello, tenemos la impresión que no existe mucha investigación o evidencia en cómo enfrentar este tipo de eventos: ¿Coincide con esta percepción? ¿Cómo nace la iniciativa de publicar este artículo?
Hoy en múltiples países es posible encontrar una serie de estudios, investigaciones prácticas y desarrollo de conocimiento en relación con el fuego y con incendios forestales. Claramente hay comunidades científicas que hace varias décadas han llevado a cabo una serie de investigaciones que estudian el fenómeno de incendios forestales, en el ámbito de la adaptación al cambio climático, la vegetación, la ecología del fuego, preparación comunitaria, ordenamiento territorial, prácticas ancestrales, territorio, prevención, estrategias de extinción, recuperación de flora y vegetación posterior a la ocurrencia de incendios, etc. Los principales trabajos disponibles son los que se han desarrollado en California en Estados Unidos, Portugal, España, Australia, por nombrar algunos, y en Chile también hay científicos y académicos que han hecho un trabajo notable en el avance del conocimiento sobre incendios forestales, como el Centro del Clima y la Resiliencia CR2.
La iniciativa de publicar este artículo nace como consecuencia de mi viaje por estudios de postgrado de Máster en Gestión de Desastres de la Universidad Complutense de Madrid, en España, donde pude aprender sobre incendios forestales a través de una destacada académica como la Dra. Cristina Montiel Molina, y conocer la experiencia de David Caballero, Marc Castellnou y la Fundación Pau Costa. Fue tan provechoso para mí, aprender y comprender los diversos factores que circundan al fenómeno de un incendio forestal, más allá de solo pensar en la extinción, que realicé mi tesis de magíster sobre los incendios forestales de interfaz urbano rural en la ciudad de Linares en Chile, cuya directora fue precisamente la Dra. Montiel.
2. ¿Por qué este tema es tan importante para Chile?
En Chile, según la Corporación Nacional Forestal (CONAF), el 99,7% de los incendios forestales son provocadas por la acción humana, de las cuales sobre el 50% tienen como causa la negligencia o accidentabilidad en el uso del fuego, y en menor medida, se catalogan como intencionales. Además, en el país existe una alta exposición de personas en zonas llamadas interfaz, es decir, donde se unen dos planos o territorios, en este caso el urbano y el rural. Por lo que la existencia de personas y un paisaje dentro de un territorio, genera que los sistemas humanos y vegetales convivan y se retroalimenten constantemente.
Donde está lo complejo de esta convivencia, es que la interfaz urbano rural representa solo el 5% del territorio nacional, sin embargo, vive en ella el 80% de la población y es donde ocurre el 60% de los incendios forestales. Por tanto, la ocurrencia de incendios en estas zonas, expone a las personas a pérdidas de vida, casas, infraestructura crítica, daño al medio ambiente, a la fauna, etc.
3. ¿Cuáles son los principales resultados y conclusiones?
Los principales resultados dan cuenta de las causas del aumento de los incendios forestales entendiendo en el fenómeno la influencia de factores sociales, económicos, climáticos, demográficos, y de gobernanza. Y es precisamente esta última, la oportunidad que tienen los Estados y Gobiernos de poder disminuir la vulnerabilidad de las personas que habitan territorios de interfaz urbano rural, o que están expuestas al riesgo de los incendios y sus consecuencias. En Chile existen mecanismos de gobernanza que no se han aprovechado como prevención, ante incendios forestales. Existen normativas que no se han actualizado y no convergen en el uso preventivo del fuego, la gestión de riesgos, ni menos en el ordenamiento territorial, a pesar de que está vigente la Ley General de Urbanismo y Construcciones, que orienta y mandata la forma del crecimiento urbano hacia el territorio rural; sin ir más lejos, en agosto de 2021 se promulgó la Ley 21.364 que crea el Sistema Nacional de Prevención y Respuesta a Desastres (SINAPRED). Sin embargo, esta nueva ley no modifica ninguna norma existente relacionada con incendios forestales.
En el artículo además, se expone el cambio de paradigma que hoy en países desarrollados se está generando respecto a los incendios forestales; hace mucho tiempo que en lugares como los nombrados al inicio de esta conversación, le han dado un lugar importante al uso del fuego como herramienta de gestión territorial, considerando en ello las prácticas ancestrales de los aborígenes australianos por ejemplo, o las quemas prescritas que utilizan los equipos de extinción de incendios de Europa, diseños de ciudades o comunidades defendibles como lo señala David Caballero. En fin, el cambio de paradigma es que el fuego es nuestro mejor aliado para la prevención de incendios forestales y los daños que provocan, aunque sea contraproducente leerlo así (recomiendo leer el informe "Fire Paradox", elaborado el año 2010).
Hoy la principal estrategia ante incendios forestales se centra en la extinción, utilizando presupuestos que alcanzan los 60 mil y hasta 72 mil millones de pesos para la supresión del fuego; de este presupuesto, solo el 30% se utiliza en prevención de incendios. En el mundo no hay ningún país que sea exitoso en el combate de incendios, todos los sistemas de extinción se ven superados por los incendios de sexta generación o megas incendios. De hecho, el último informe del "Programa del Medio Ambiente de Naciones Unidas", indica que se debe utilizar dos tercios del presupuesto en prevención y solo el 30% en extinción, preparar a la comunidad, hacer gestión de la vegetación, incorporando el conocimiento ancestral en el uso del fuego, fortalecer la educación en gestión de riesgos y promover el cumplimiento de los mecanismos de gobernanza existentes.
4. Finalmente, ¿deseas agregar o recomendar algo más?
Si, me gustaría cerrar dejando la reflexión sobre la corresponsabilidad que debe establecerse en la sociedad chilena respecto a la prevención de incendios forestales de interfaz urbano rural. Si bien, el Estado tiene por mandato constitucional la protección y seguridad de las personas, cada uno de nosotros tenemos la tarea de mantener nuestros entornos limpios de vegetación que pudiese alimentar un incendio, facilitando la propagación del fuego hacia nuestras casas o infraestructura crítica. Nuestras comunidades deben ser defendibles, mediante el establecimiento de perímetros de seguridad, que tendrán un tipo de vegetación y la gestión de ella, acorde a la exposición y la vulnerabilidad de cada comunidad. La gestión del riesgo de desastre es una responsabilidad compartida entre todos, el enfoque debe estar puesto en la prevención, y son los gobiernos locales los llamados a establecer planes de gestión del riesgo, como así también planes de actuación ante la amenaza de incendios forestales, y sobre todo, hacer de la prevención de incendios un círculo virtuoso que conduzca al anhelado desarrollo sostenible.
Equipo SOCHPED, marzo de 2022.